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martes, 26 de marzo de 2019

Olmo chino acodado - Ulmus parvifolia -

Este olmo chino, de los típicos comerciales, llegó a mis manos en navidades de 2015 como regalo de mis padres. Por esos años, mi pasión por el bonsai era incipiente y este era un claro candidato como mártir.

Su estilo, un tocón con ramas apuntando a hokidachi. 

Apenas sabía de diseños y conocía pocas técnicas más allá del pinzado y retorcer con alambre, no obstante, el corte superior y el engrosamiento del nebari a modo de pata gorda requerían de una solución que no entraba dentro de mis conocimientos.

Lo primero que hice fue trasplantarlo a sustrato de calidad y realizar la primera poda de formación con "intento" de alambrado, recalco el intento porque tal y como dije, mi experiencia aún era pobre. 

Al menos sobrevivió y brotó con ganas...no lo hice tan mal.

Mayo 2016. Primera temporada de cultivo.

Pinzando, alambrando y observando mejoraba la técnica.


Octubre 2016.

Aprovecho la caída de hoja del invierno para alambrar y recolocar con más esmero.


Enero 2017.
Su vigor aumentaba con el buen cultivo y los sucesivos pinzados mejoraban las masas verdes.

Mayo 2017.

El feo nebari me chirriaba a la vista cada vez más. En busca de solución, me empapo de teórica sobre acodos y me planteo su ejecución, para ello, dejo libertad al árbol afrontando mejor del trauma.

Antes de iniciar el otoño, corto, pelo y hormono corteza, dudoso de mis actos sigo hacia adelante y procedo con el acodo.


Acodo para mejorar nebari. Septiembre 2017.
Una larga temporada en el invernadero de post-operatorios y a esperar que todo salga bien.

Tras pasar el invierno protegido, apenas tira hoja y para la primavera siguiente brota con ganas, materializándose el éxito de mi primer acodo.

En Abril de 2018, una fecha no muy adecuada para el trasplante, mi inquietud me conduce a destaparlo para decidir si cortar o no aquella pata que me atormentaba. Me encuentro con bastantes raicillas finas, optando por seguir adelante con el trasplante tras podar las largas varas de sacrificio destinadas a vigorizar, en busca de una reducción de masa verde aminorando la evapotrasporación y estrés del trasplante.


Abril 2018. Resultado del acodo.

Abril 2018. Trasplante tras corte del acodo.

Agua, sol y abono harían el resto durante el año. 

Pese a las prisas durante la ejecución de los trabajos (algo nada recomendable), la fortaleza de la especie se hace patente, manifestando un fuerte crecimiento durante los siguientes meses de cultivo. 

Octubre 2018. Obsérvese longitud de los brotes.

Aunque suene feo decirlo, mis preferencias sobre el ejemplar aumentan al deshacerme del feo nebari y reducir altura, lo miraba con mejores ojos y en consecuencia serían sus cuidados.

El invierno de 2018-19, lo pasa en su ubicación habitual de pleno sol, deleitándome con unas coloraciones muy atractivas.

Enero 2019.
La posición de plantado tras el corte del acodo no era la correcta, para facilitar su anclaje ante el escaso sistema radicular me vi obligado a enterrarlo e inclinarlo un poco. Para este año decido corregirlo y aprovecho para podar las ramas de sacrificio de habían vigorizado al ejemplar durante el trastorno del trasplante fuera de fecha.

Antes del trasplante. Marzo 2019.

Detalle del "nuevo" nebari y su mejora.

Aprovecho para colocarlo una maceta de cultivo más honda que facilite su desarollo futuro.

Tras el trasplante. Marzo 2019.

Las conclusiones que saco de estos trabajos y la especie se acompañan de la aptitud de resistencia y respuesta. A la vez que destacar la importancia de periodos de vigoración prolongados mediante el desarrollo de ramas largas en pro de superar dichas "intervenciones".

Este año me dedicaré a mejorar su ramificación y avanzar en su diseño.

Espero que os guste!! Hasta pronto y un abrazo!!!

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